ActualidadEntrevistasNacional

«…Nosotros sabemos que las isapres están muertas”.

Jaime Mañalich desclasifica el escenario de las isapres y entrega luces de su reorganización.

El Gobierno necesita al menos una victoria de su programa presidencial. No va a haber reforma tributaria, no va a haber reforma de pensiones. Nada. El único punto que puede anotarse es decir ‘terminamos con el sistema isapre»”.

Se acerca a un cuadro que muestra la vista desde una ventana en Valparaíso, con los cerros plagados de pequeñas y coloridas casitas. De fondo, el mar, barcos y, a lo lejos, algunos edificios. Lo mira en detalle, tan cerca que pareciera que hubiera perdido algo allá adentro. “Tiene algunos errores de sombras”, dice Jaime Mañalich, con tono serio. Pero lo que realmente le llama la atención va más allá: “He buscado esta vista en los cerros del puerto. Y ahí hay otro error: no debería verse Viña del Mar”, sentencia. Y con una sonrisa añade: “Así son los artistas”.

El exministro (69 años) vuelve a sentarse en la terraza de su departamento y ahora saca una pizarra y un plumón que tiene a mano para profundizar en su mirada sobre otro cuadro: el del sistema de salud chileno, incluido un análisis detallado de la crisis que atraviesan las isapres.

Y plantea: “Acá hay movimientos todos los días, movimientos de placas tectónicas. Lo que pasa es que no hablamos de eso, pero está pasando frente a nuestros ojos. Todo se está moviendo”.

Parte de estos movimientos están dados por el duro escenario de las aseguradoras privadas, que se vio agudizado por el fallo de la Corte Suprema que las obliga a aplicar una tabla única de factores para calcular el precio de los planes, y que les exige restituir posibles cobros en exceso realizados a sus afiliados, que la Superintendencia de Salud ya cifró en más de US$ 1.400 millones, un monto que, según distintos especialistas, haría colapsar las isapres.

Para dar respuesta a esa situación, el Ministerio de Salud presentó un proyecto de ley corta que pretende, según el Ejecutivo, fortalecer a Fonasa y generar facilidades para que las aseguradoras devuelvan los montos.

Sin embargo, Mañalich dice que “lo que pretende la ley corta es que se legalice un espejismo. Porque si las isapres reconocieran hoy día la deuda que ya conocemos, que la superintendencia informó de cuánto es, estarían ya en insolvencia”.

Añade que “solo se busca ganar tiempo, porque nosotros sabemos que las isapres están muertas”.

A juicio de Mañalich, solo existen dos caminos posibles. El primero, plantea, es un seguro único de salud estatal, y advierte que el Gobierno ya está avanzando en eso: “El programa de salud primaria universal en cinco comunas ya va en la línea de este sistema. Lo mismo pasa con el financiamiento de lista de espera, que no está yendo a privados. Entonces, la estatización de la salud ya está ocurriendo”.

Un segundo modelo sería uno en el cual exista un fondo de compensación de riesgo, y luego varios seguros públicos y privados, que no reciben la cotización, sino un pago per cápita por gente inscrita.

Sin embargo, Mañalich observa que “en estos dos modelos, las isapres, como las entendemos hoy, no tienen ningún futuro. Entonces, lo que están haciendo las isapres, todas ellas, es generar compañías de seguro y lo que están tratando de hacer es que la gente se traspase. Esencial es el seguro de la Clínica Alemana; Bupa, con Bupa Seguros; Banmédica, con Help Seguros. Es decir, tratar de mantener la cartera, porque la isapre corre un riesgo muy grande”.

Menores coberturas

—¿El sistema ya está buscando su propia solución?

“Las isapres están minimizando las coberturas, están motivando a que la gente se cambie a planes más baratos, por tema de precios. Están terminando los convenios con los prestadores. Ya la institucionalidad está diciendo el camino que va a tomar. Y las isapres van a ir disminuyendo sus carteras”.

“Vamos en 2,8 millones de beneficiarios y cayendo. Calculo que en dos a tres años el mercado beneficiario de isapres va a quedar como en 800 mil personas. Lo que va a ocurrir es que va a haber una cotización del 7% a algún ente público que va a requerir una inyección de recursos, calculo, de alrededor de $1,5 billones”.

—¿El sistema intuye que habrá un seguro único estatal con seguros complementarios de segundo piso?

“El mercado se está comportando de esa manera. De hecho, las isapres ya no están peleando. Parte del silencio se debe a que la Asociación de Isapres ya no dijo nada, nunca más. Porque cada una de ellas está buscando un camino de adecuación”.

Mañalich apunta que “el Gobierno necesita, al menos, una victoria de su programa presidencial. No va a haber reforma tributaria, no va a haber reforma de pensiones, no va a haber reforma a la educación. Nada. El único punto que puede anotarse es decir ‘terminamos con el sistema isapre». Entonces, el Gobierno va a seguir empujando, a través de todos los canales, para que el sistema isapre termine”.

Fundaciones y la estructura política

“Acabo de terminar de leer el libro de Alberto Mayol”, cuenta el exministro de Salud, quien se para de inmediato e inicia una búsqueda infructuosa para dar con el ejemplar que debe estar guardado en algún rincón. Mientras lo hace, intenta recordar el nombre. “El del abismo”, dice, pero su voz se pierde entre los pasillos.

Cuando vuelve, trae un montón de otros textos, aunque el del sociólogo, “El abismo existencial de Occidente”, no lo encontró. El primero es uno recién lanzado por Gonzalo Blumel, “La vuelta larga”, que relata su paso por Interior y cómo el gobierno de Sebastián Piñera promovió el proceso constituyente para enfrentar el estallido en 2019.

Pero Mañalich se detiene en el libro “Con todo”, del político español Íñigo Errejón, uno de los fundadores de Podemos y quien tras diferencias con Pablo Iglesias se sumaría a Más País. Ahora, el exministro de Salud lo enarbola con una mano, mientras asegura que para el Frente Amplio “es la inspiración de las fundaciones”.

“La labor de los militantes es identificar estas posibles demandas, hacerlas crecer, traducirlas del conocimiento popular a la disputa política y articularlas en un conjunto narrativo que impida su reabsorción por las divisiones clásicas”, lee el nefrólogo, en tono serio, un párrafo subrayado y se toma un segundo para luego dar su propia interpretación: “El sentido es crear una estructura que reemplace al Parlamento, por estructuras de base, financiadas por el Estado, y de ahí las fundaciones. Democracia popular, directa. Interesante”.

Según el exministro, faltas de probidad y enriquecimiento ilícito a costa del Estado han existido siempre, pero “el pecado que estamos cometiendo es mirar esto como un ejemplo de más de lo mismo, y no ver que detrás hay un intento de reestructuración de las fuerzas de participación democrática, fuera de la formalidad constitucional”.

—Usted siempre suele escribir columnas y hablar mucho de política, ¿hay espacio para algún tipo de candidatura o cargo público, nuevamente?

“No. Mi vida política terminó. Yo estoy dispuesto a, en una segunda línea, ayudar, influir, pero me parece importante el llamado a incorporar a gente joven”.

Jaime Mañalich fue ministro de Salud entre 2010 y 2014, y luego desde 2019 a 2020. Héctor Flores

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba